jueves, 16 de julio de 2020

Reseña "El Marciano" de Andy Weir


Antes de comenzar con la reseña debo decir que no soy un lector demasiado asiduo de la ciencia ficción más pura como la que trata este libro. Eso puede haber hecho que se me haya hecho pesado en algunas partes e incluso me haya planteado dejarlo a medias al no estar acostumbrado a leer libros de este tipo.

"El marciano" de Andy Weir trata de como Mark Watney, un astronauta miembro de una de las primeras expediciones a Marte, es dado por muerto durante una tormenta de arena que obliga a cancelar la misión y abandonado a su suerte. A partir de entonces, Mark tendrá que usar todo su ingenio para tratar de sobrevivir en el planeta rojo a la vez que intenta contactar con la tierra para ser rescatado. Este argumento me llamó bastante la atención, y decidí darle una oportunidad. Desde el primer momento hubo algo que me resultó extremadamente tedioso, la interminable jerga científica y técnica que se encuentra presente en toda la novela (sobretodo en su primera mitad). He leído capítulos enteros de explicaciones de como cierto elemento reacciona con otro para generar por ejemplo hidrógeno mediante cierto proceso químico o de como un aparato funciona mediante una tecnología concreta para realizar cierta función. Una explicación del porqué de las cosas se agradece, pero demasiada en cambio ralentiza mucho el ritmo y lo hace tedioso (y más cuando se están usando constantemente términos científicos) hasta el punto en que ha habido momentos en los que he tenido la sensación de estar leyendo apuntes de química en lugar de una novela. De hecho me han resultado mucho más interesantes los capítulos que presentan la perspectiva desde la Tierra que los del propio Mark al ser los primeros mucho menos cargantes en este sentido. A pesar de ello, creo que el autor ha intentado hacer que los capítulos de Marte fuesen algo menos tediosos dándole un toque de humor al personaje de Mark lo cual he agradecido. 
Omitiendo lo cuesta arriba que se me ha hecho el libro en algunos momentos, la trama ha sido suficientemente interesante como para mantenerme emocionado por lo que iba a suceder, sobretodo en sus ultimas páginas. Mark es un protagonista carismático, que no se rinde a pesar de las adversidades y del que te acabas encariñando y queriendo que las cosas le salgan bien. El personaje le va a Matt Damon como anillo al dedo en la película, que por cierto no he visto. 

Para terminar y a pesar de todas mis quejas, no considero que "El marciano" sea un mal libro, simplemente no es mi estilo. En el mismo comentario del editor anterior al inicio del libro, se queja de como la ciencia ficción esta perdiendo lectores respecto a otros géneros como la fantasía, y creo sinceramente que es debido a cosas como esta. Aún así para los que seáis más aficionados que yo al género desde luego os va a encantar. 

miércoles, 1 de julio de 2020

Reseña "Medio Rey" de Joe Abercrombie


A principios de este año me propuse el objetivo de leer al menos una saga de cada uno de los grandes autores de literatura fantástica modernos, y siendo Joe Abercrombie uno de los más conocidos no podía faltar en esa lista. En el pasado ya había leído otro libro autoconclusivo del autor, "La mejor venganza", que sin embargo no me marcó demasiado y apenas recuerdo. Decidí darle otra oportunidad con el primer libro de una de sus sagas más importantes, "Medio Rey" que da inicio a la trilogía de "El Mar Quebrado". 

Como primera toma de contacto real con Abercrombie, he de decir que en general este libro me ha dejado con un buen sabor de boca. A pesar de su simpleza (el libro apenas llega a las 400 páginas, lo que se queda algo corto con los diccionarios que me suelo leer) ha conseguido engancharme y dejarme con ganas de más. 
"Medio Rey" se encuentra ambientado en una tierra cubierta prácticamente en su totalidad por un gran mar central, con diversos reinos costeros a su alrededor que lo bordean. Las relaciones entre estos reinos son tensas, dando lugar a un escenario donde se desarrolla una fantasía oscura y sangrienta (que hasta donde tengo entendido, es el campo donde destaca este autor). Este libro trata sobre la venganza de un joven rey, Yarvi, que es traicionado por su tío, apartado del trono y dado por muerto. No se que tiene Abercrombie con las venganzas, alguien le debe haber hecho mucho daño cuando era pequeño. A pesar de ser un inicio de libro bastante convencional, me ha gustado mucho como se ha llevado el desarrollo de los personajes, siendo bastante imprevisible (sobretodo al final) y evitando ceñirse al esquema del típico viaje del héroe con un final feliz. El libro deja claro lo que comenta en sus mismas páginas, que no se debe buscar una solución ideal, sino que lo máximo a lo que podemos aspirar es a obtener el mal menor. También me ha gustado como todos los personajes tienen sus luces y sus sombras, actuando todos en función de sus motivaciones y intereses con el argumento de la finalidad justifica los medios. Eso los hace mucho más creíbles y es más fácil empatizar con ellos. 

Como punto negativo, creo que el autor se podría haber entretenido más en desarrollar ciertos puntos de la trama, así como las relaciones entre personajes. Me da la sensación que podría haber exprimido algo más de la historia y el libro habría ganado bastante. 

Aunque todavía es pronto para mi para poder situar a Abercrombie par a par junto con otros grandes de la fantasía como Brent Weeks o Patrick Rothfuss (lo siento, Sanderson está en otra dimensión), este libro me ha dejado con ganas de conocer más este autor. No tardaré en comenzar el segundo volumen. 

lunes, 1 de junio de 2020

Reseña "La viajera del tiempo" de Lorena Franco

-¿Que es el amor?

-El amor es cuando tú me robas cada día un trozo de chocolate del almuerzo y aun así, yo sigo dejándolo en el mismo sitio para ti diariamente. 

Con esta bonita frase es como empieza esta novela, protagonizada por dos hermanos (Lía y Will) que han sido almas gemelas desde su infancia, caracterizada por unos padres ausentes, y que años después se encuentran inmersos en una aventura a través del tiempo cuando Will desaparece y Lía marcha a buscarlo. Lo que me llamó más la atención de este libro al principio fue su sinopsis, y sobretodo esa primera frase, que fue lo que hizo que decidiera leerlo. He de decir que en su inicio la trama me enganchó bastante. El estilo de la escritora es muy fluido, lo que hace que la lectura no se haga en absoluto pesada, y consigue despertar interés por lo que ha de suceder. 
Sin embargo, en mi caso ese interés duró bastante poco. 
En el momento en que Will desaparece y comienza el desarrollo de la trama como tal, todo comenzó a torcerse. La novela plantea una temática tan interesante como son los viajes en el tiempo, pero lo hace de forma tan superficial, sin explicar absolutamente nada, y en tan pocas páginas que termina siendo completamente anodina y poco satisfactoria. 
Los personajes (sobretodo Lía) terminan siendo irritantes, completamente planos y poco creíbles. Lía me ha dado la sensación de ser una adolescente infantil, enamorándose de la primera persona que ve, más que de una mujer ya crecida con una mochila de recuerdos y experiencias negativas a su espalda, que es como se plantea el personaje en su introducción. No he conseguido empatizar con ninguno de los protagonistas, lo que ha ayudado a que mi interés por la novela se terminase de evaporar.
Uno de los aspectos en los que hace más énfasis el libro es en las relaciones amorosas (tanto románticas como entre los dos hermanos) y aunque he de decir que esta última me ha parecido bonita (prácticamente lo único que me ha gustado de la novela), en general son muy irreales y poco creíbles (viene a ser me enamoro de alguien porque si, sin ninguna base de experiencias en común ni de atracción de ningún tipo). 
El final tampoco me ha parecido nada del otro mundo, una conclusión insípida para una trama que llegados a este punto ya me daba igual, a pesar de lo corto que es el libro. 

En general, me ha parecido una novela extremadamente simple, que se queda a años luz de lo que podría haber sido para mi y a la que le hubieran venido bien unas cuantas páginas más para desarrollar una trama que podría haber sido muy interesante. 




sábado, 25 de abril de 2020

Reseña "La canción secreta del mundo" de José Antonio Cotrina



Fantasía oscura llevada al extremo. Esta novela te sumerge en un mundo de sangre y muerte en el que el autor José Antonio Cotrina no tiene ningún reparo en hacer sufrir a sus personajes (y a ti con ellos). Este tono despiadadamente cruel y sanguinario se encuentra presente en todas las páginas de esta novela, os puedo decir que aquí no hay finales felices. Aunque en su principio se presenta como una novela mucho más adolescente, con su correspondiente triángulo amoroso (me ha recordado un poco al clásico Memorias de Idhun de Laura Gallego), en seguida te das cuenta que no irán por ahí los tiros. 
Cuando te parece que las cosas pueden comenzar a ir bien por fin, cuando tienes un atisbo de esperanza de que todo el sufrimiento haya valido por fin la pena, el libro se ríe en tu cara y te vuelve a sumir en la oscuridad. Desde luego resulta refrescante el atrevimiento del autor para realizar según que cosas, que se considerarían impensables en cualquier otro libro corriente (¿quien dice que el héroe siempre tiene que salir vencedor?). Presenta además un par de cliffhangers que no te esperas y que te rompen todos los esquemas, sobretodo durante sus últimas páginas. 
Está escrita con maestría, con un ritmo trepidante a lo largo de toda la novela (creedme, me la he leído del tirón), no se hace aburrida en ningún momento, siempre quieres saber que va a pasar a continuación. El mundo que propone me ha parecido muy bien construido e imaginativo, todo alineado con la temática de la novela. A esto se le añaden unos personajes realmente carismáticos, alejados de lo que podríamos esperar de una novela de fantasía, con unos poderes realmente especiales. Asesinos, ladrones y drogadictos entre otros se dan cita en estas páginas, y estos son malos, malos de verdad. 

Un punto añadido a la Canción secreta del mundo es que crea un entorno rico en detalles, de los que nos va soltando pinceladas sin llegar a hacerse tedioso o abrumador. A pesar de ello el libro es autoconclusivo y no alarga la trama en exceso lo que es de agradecer (aunque no negaré que hay cosas de las que me habría gustado saber más).  

Resumiendo, lectura muy recomendada, muy fuera de lo convencional de lo que un libro de fantasía suele presentar, que te dejará con bastante mal cuerpo por su crudeza pero que a la vez te resultará inolvidable. 




domingo, 19 de abril de 2020

Reseña "Subnautica"



Imagina lo siguiente. Estas en el futuro.Te encuentras viajando tranquilamente por el espacio en tu nave Aurora, cuando de repente un sensor empieza a pitar. A ese le sigue otro, y de repente todo a tu alrededor empieza a volverse loco, mientras las luces empiezan a brillar de color rojo. Todo comienza a temblar, y te diriges como puedes a la cápsula de salvamento. Te abrochas el cinturón de seguridad mientras se cierra la compuerta. Notas una sacudida y la cápsula se suelta de la nave madre, y por la ventana observas con consternación a medida que te alejas, como esta empieza a explotar y a partirse. Con todo el movimiento frenético de la cápsula, un extintor cogido a la pared con unos enganches se suelta, y te golpea en la cabeza. Todo se vuelve negro.
Cuando despiertas, notas que la cápsula se ha detenido. Ves alarmado como a tu alrededor se ha propagado un incendio, y rápidamente te sueltas el cinturón que te mantenía sujeto y que seguramente te ha salvado la vida, y recoges el extintor del suelo para apagar el fuego. Consigues reducirlo, y respiras aliviado por primera vez desde que has escapado de la nave. Pero eso dura poco. No sabes donde estas. Sales de tu refugio por la escotilla que hay en la parte superior. Unas criaturas parecidas a pájaros posadas en el exterior se asustan, y se alejan volando con un graznido. Miras a tu alrededor. Todo es agua. Estas en medio del mar, y no ves ningún indicio de tierra a tu alrededor. A lo lejos puedes ver los restos de la Aurora. No parece que haya sobrevivido nadie más. Estás completamente solo. Bienvenido al planeta 4546B. Bienvenido a Subnautica.

Menuda maravilla de juego. Este título ha sido una absoluta sorpresa para mí, sin duda una de los mejores juegos en lo que llevo de año, sino el mejor. En un primer momento lo que propone Subnautica podría parecer algo ya muy gastado en el mundo de los videojuegos. Llegas a un planeta desconocido y tienes que sobrevivir, recolectando recursos, explorando lo desconocido y luchando (lo que se traduce en la mayoría de las situaciones en salir corriendo o en este caso, nadando) por tu vida. Subnautica coge todos estos elementos típicos de un survival, y los lleva bajo el agua, haciéndolos todavía más atractivos y desafiantes. Y es que el planeta 4546B, es prácticamente en su totalidad océano. Esto añade a las preocupaciones habituales de obtener comida y recursos, el  tener que preocuparte por los niveles de oxígeno, lo que limita enormemente las zonas explorables al principio de la partida, y las va ampliando a medida que avanzas y obtienes mejoras de equipo (como botellas de oxígeno más grandes, mejores aletas o construir tus propios submarinos). Si hay algo que hace que Subnautica destaque como juego, es el ser capaz de hacer que te sientas como si realmente estuvieras perdido en un planeta alienígena. Al principio irás más perdido que un pulpo en un garaje (basta ya con los chistes del mar, por favor), y poco a poco irás reconociendo que criaturas puedes usar (ya sea para comer o como recurso) y de cuales has de huir, que clase de minerales necesitas para construir cada cosa, y que nuevo equipo necesitarás para recolectarlos. El juego te permite ir descubriendo y avanzando a tu propio ritmo con total libertad. La sensación de ir progresando por tus propios medios, como cuando entras por primera vez al submarino que acabas de construir, llegas por primera vez a una nueva zona o cuando vas descubriendo poco a poco la increíble historia que el juego va tejiendo a tu alrededor, hace que cada logro que consigas te haga sentirte orgulloso y te motive a querer seguir avanzando.
Las distintas zonas del planeta así como los diseños de la fauna y flora que las pueblan, están trabajadas con mimo y te aportan esa sensación de fascinación y rareza que tendrías si te encontraras realmente buceando en un océano desconocido. Los paisajes submarinos son bonitos y sobrecogedores, y a medida que desciendas comenzarás incluso a sentirte inquieto por lo que puede esconderse en la oscuridad y puede no ser tan amigable como las criaturas a las que ya estas acostumbrado. Me he llevado mas de un susto con este juego, a pesar de no tratarse de un juego de terror. ¿Has sentido alguna vez talasofobia?

El único punto negativo destacable del juego en mi opinión, es que en ocasiones te deja DEMASIADO a tu aire (o a tus burbujas, perdón, ya paro). Una ayudita para saber por donde hay que avanzar, o donde encontrar los planos del nuevo elemento de equipo que necesitas no estaría mal. Más de una vez me he atascado y he tenido que buscar por internet donde encontrar alguna mejora o pieza de equipo, ya que el mundo es tan rico en detalles, que si no exploras cada zona a conciencia es fácil saltarte algo.

En definitiva, se trata de un juego que recomiendo encarecidamente. Original en las premisas que propone, las ejecuta con gran habilidad y que no dejará indiferente a nadie. Y si además te encanta el mar como a mí, Subnautica es tu juego.


sábado, 18 de abril de 2020

Cuento "Maui el delfín"


Había una vez un delfín llamado Maui. Maui era un delfín mular o delfín de nariz de botella, la misma especie que se encuentra en el zoo, solo que en la naturaleza y mucho más feliz. Maui vivía en la costa de Nueva Zelanda, con un grupo de delfines que formaban su familia. No eran el único grupo que se encontraba allí, Maui tenía muchos otros delfines con los que relacionarse. Además de los delfines, a Maui le gustaban los humanos. Se acercaban a él con esas cosas flotantes que ellos llamaban barcos y le hacían fotos y lo saludaban. Maui correspondía dando saltos fuera del agua y chasqueando y chillando de alegría. Incluso a veces había gente que se bañaba con él, y Maui dejaba que se agarrasen a su aleta dorsal para surcar las olas. Todo era genial, los barcos mantenían las distancias con su grupo para no agobiarlos, y apagaban el sonar y los motores para evitar la contaminación acústica. Humanos y animales vivían enarmonía. De todos los humanos que Maui conocía, con el que se llevaba mejor era su gran amigo Steve. Steve era un hombre bastante mayor, con el pelo canoso, que tenía un pequeño barco de vela en el que apenas cabían un par de turistas además de Steve. Cuando se reconocían mutuamente, ambos se alegraban mucho. Steve se tiraba al agua, y jugaba con Maui, cogiéndolo de la aleta y dejando que este lo arrastrase.

Pero ocurrió que con el tiempo las cosas empezaron a empeorar. Maui cada vez veía más barcos, demasiados. Al principio no le importaba y se acercaba con la misma ilusión, pero las bocinas de los barcos y los ruidos de los altavoces le empezaron a molestar. ¿Por qué los humanos hacían tanto ruido? También pasó que en lugar de dejar que fueran los delfines los que se acercaran al barco, eran estos los que los perseguían y acosaban, lo que estresaba al grupo. A la vez, los sónares de los barcos confundían a Maui cuando intentaba comunicarse con sus amigos o familiares mediante la eco localización o para buscar comida. Algunos delfines del grupo se habían perdido debido a seguir señales equivocadas, y no habían vuelto. En consecuencia, cada vez había menos delfines en la zona, y Maui se sentía solo.
Un día Maui estaba jugando con su familia en una cala, cuando escuchó un ruido. Se trataba de un barco velero que se acercaba hacía el grupo, y Maui reconoció que se trataba del barco de Steve. Maui chilló, contento, y se acercó hacia él. Una vez estuvo cerca saltó fuera del agua para saludar-lo. Se extrañó al ver que esta vez Steve venía solo, sin ningún turista a bordo. ¡Maui! - dijo Steve- Cuanto tiempo sin vernos. Pero no hay tiempo para jugar, tienes que escucharme. Tú y tu grupo tenéis que iros. A otro lugar donde podáis vivir más felices, lejos de aquí. Cada temporada vienen más turistas, atraídos por la fama que está cobrando Nueva Zelanda como destino turístico, por culpa de esas malditas guías de viajes. Y esto repercute en la misma naturaleza y paisajes que esas mismas empresas de viajes promocionan y venden como de los más bonitos del mundo. Dentro de poco tiempo ya se habrá echado a perder todo lo que vale la pena visitar, y los animales se habrán marchado- dijo Steve con cara triste.
Maui lo seguía mirando desde el agua, como si supiera que le estaba diciendo algo importante.

-He estado hablando con el gremio de navegantes que realizamos ocasionalmente salidas de whale watching y nado con delfines- continuó Steve. Están llegando grandes multinacionales a la isla que nos están desplazando, cada vez tenemos menos clientes. La gente prefiere ir en barcos más grandes donde disponen de cafetería, asientos acolchados y otras comodidades, en vez de en barcos como el mío-dijo dando una palmadita a su viejo buque. -El problema es que a estas empresas no les importan los métodos que usan para conseguir observar cetáceos, no se preocupan por vosotros. Es por eso que tenéis que marchar, buscar un lugar donde podáis vivir tranquilos, lejos de los humanos. ¿Entiendes lo que te digo?
Maui chilló, como diciendo que lo entendía. Steve compuso una sonrisa triste y alargó la mano para acariciar el lomo del animal. Maui se acercó al barco para permitir que Steve lo tocara -Te voy a echar de menos pequeñín-dijo mientras le acariciaba la piel de color gris.
Al poco rato Steve se irguió, y tras despedirse del delfín se puso al mando de su embarcación y se alejó de la cala. Maui se quedó mirando como la silueta del barco se iba desdibujando en la distancia.
Al cabo de unos días Maui se encontraba jugando con su familia, cercano a la costa. Se había levantado un fuerte viento, que creaba altas olas y Maui y sus hermanos se divertían surfeándolas. Caía también una suave llovizna sobre el agua y el cielo estaba encapotado de nubes de color gris. De pronto, Maui divisó a lo lejos un barco que se dirigía directamente hacía el grupo de delfines. Cuando se acercó vio que iba lleno de turistas, que a pesar del mal tiempo se habían animado a salir al mar. Todos ellos llevaban aun así un chubasquero de color amarillo con la capucha puesta para no mojarse, seguramente ofrecidos por la misma compañía al ser todos iguales. Algunos también llevaban una cámara o unos prismáticos colgando del cuello, y que ahora todos alzaban excitados al advertir el grupo de Maui.
-Señoras y señores, si miran a proa hacia el lado de babor podrán ver un grupo de delfines mulares, o Tursiops truncatus. Se trata de una especie de delfín que se caracteriza por encontrarse más cerca de la costa que otras especies y por su tamaño y robustez- decía una voz estridente de mujer proveniente de los altavoces del barco. Cuando se acercaron más Maui vio que en el costado izquierdo del barco se podía leer el nombre de la compañía,  Whale Tourism
S.A. El fogonazo de los flashes comenzó a salir del barco, mientras este iba directo hacia el grupo
de delfines sin aminorar la marcha. Maui y su grupo se dispersaron hacia todas direcciones para evitar ser atropellados, y el barco viró para mantenerse cerca de los animales. Cada vez que Maui salía del agua a respirar notaba como todos los turistas enfocaban sus cámaras hacía el. Comenzó a sentirse muy estresado. Desde el barco se podían oír las risas y gritos de emoción de los humanos cada vez que se veía el lomo de un delfín. Nadie se daba cuenta por el comportamiento de estos, que los animales no lo estaban pasando bien. Había padres que incluso habían subido a sus hijos a la barandilla para que pudieran ver a los delfines con mayor facilidad. La persecución continuó durante unos minutos, hasta que de repente, una ola de gran tamaño impactó en el costado del barco. Al ser una embarcación de calado considerable tan solo se zarandeó un poco, pero fue lo suficiente como para que uno de los niños que estaba sentada en la barandilla perdiera el agarre. Su madre, que no estaba atenta, vio aterrada como su hijo se le escurría de entre los brazos y caía al mar. – Hugo! – gritó la mujer histérica – ¡Por Dios, que alguien lo ayude! ¡Se va a ahogar!
De repente en la cubierta del barco todo se volvió agitación. La gente comenzó a gritar, incluso algunos empezaron a sacarse la ropa para saltar al agua y ser héroes. Del camarote salieron un par de oficiales vestidos con el uniforme de navegante, con un salvavidas en la mano intentando llegar hasta el borde de la cubierta por donde había caído el niño, pero la gente alborotada entorpecía su paso. Mientras tanto el niño en el agua boqueaba intentando mantenerse a flote, pero las olas iban en aumento y amenazaban con tragárselo.
Maui observaba toda la escena alejado del barco. Parecía que todo el mundo había olvidado a los delfines. Maui vio al niño en el agua y no se lo pensó dos veces, se dio la vuelta y se dirigió directamente hacia él. A medida que se acercaba intentó no perder de vista la mancha de color amarillo en el mar que marcaba la ubicación del niño, al que llegó en poco tiempo gracias a su potente aleta caudal. Cuando estuvo a su lado, Maui se situó como había hecho multitud de veces a su lado. El niño se quedó mirando al delfín. Parecía que con su mirada le quería decir “Estate tranquilo, todo va a salir bien”. A pesar del pánico, el niño vio la determinación del delfín y se agarró a su aleta. Con suavidad, Maui se situó debajo del niño, montándole a su lomo para que se mantuviera con la cabeza fuera del agua y permitirle respirar. Poco a poco empezó a moverse en dirección a la costa.
Los humanos del barco miraban la escena embobados. ¡Un delfín estaba salvando al niño! Parecía que estas cosas solo sucedían en las historias de navegantes que naufragaban, y que en la realidad no ocurría. Alguien empezó a vitorear a Maui, y la gente volvió a alzar sus cámaras de fotos. Maui los ignoró, y siguió llevando al niño hacía la costa, vigilando que no se resbalara.

Al cabo de un rato, este perdió el miedo y comenzó a disfrutar del paseo a lomos del delfín. Una sonrisa comenzó a iluminar su rostro. Unos minutos después Maui entro al puerto, seguido por el barco con todos los turistas. Se acercó al espigón, donde dejó que el niño bajara y se agarrase a una roca. Un grupo de seguridad del puerto se acercó al niño para ayudarlo a subir, mientras otra persona aguardaba a su lado con mantas para hacerlo entrar en calor. Parecía que desde el mismo barco habían avisado por megafonía, explicando lo sucedido y advirtiendo que estuviesen preparados para su llegada, de ahí la rápida respuesta.
Finalmente, una vez cumplido su cometido y viendo que el niño estaba a salvo, Maui comenzó a alejarse dirección al mar. De nuevo, la gente parecía haberse olvidado de él, y prestaban toda su atención al niño. Los turistas del barco comenzaron a desembarcar, y la madre del niño corrió hacia él, gritando su nombre preocupada. Este sin embargo estaba riendo. Se dio la vuelta y vio a Maui, levanto la mano y le dijo adiós. El delfín en respuesta, se levantó sobre la aleta caudal, profirió un alegre chillido y volvió a zambullirse en el agua antes de dirigirse de nuevo hacía su grupo.
El incidente levantó mucha conmoción, y pronto todos los medios de comunicación hicieron eco de la noticia bajo titulares sensacionalistas como “Delfín salva a un niño de morir ahogado” o “El verdadero amigo del hombre, el delfín”. La historia se llegó a hacer conocida a nivel mundial, y por las redes sociales fueron tendencia palabras como delfín y rescatar durante días. También tuvo repercusión a nivel local y en cómo la gente veía el whale watching. Un grupo de ciudadanos liderados por Steve, encabezaron un movimiento de protesta en contra de como las grandes empresas realizaban esta actividad, y el impacto que esto tenía en el medio marino. Algunos científicos y biólogos marinos también se posicionaron en contra de estas, dando datos de cómo esta actividad afectaba a la fauna. Con el tiempo el movimiento fue ganando importancia, y comenzaron a promulgarse leyes para obligar a las embarcaciones a actuar de forma conveniente y lo menos agresiva posible con los animales, manteniendo las distancias y restringiendo el uso de sónares. En pocos años, Nueva Zelanda se transformó de nuevo en un lugar donde los humanos disfrutaban de la naturaleza con respeto y amor.
O esto es lo que debería pasar en un mundo ideal. Lo más seguro es que el incidente del delfín rescatador levantara una avalancha de turistas, y que las empresas aprovecharan esta historia para sacar tajada y obtener todavía más beneficios. De todas formas, Maui y su grupo ya están demasiado lejos, siguiendo el consejo de Steve, como para ver-se afectados.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Crónicas de Nibel #1


Magnes enfilaba la empinada ladera de rocas, con la mirada fija en la cumbre. A su alrededor, todo se iba tiñendo de un color anaranjado, a medida que los rayos del sol se volvían débiles y el día llegaba a su fin. Su armadura, gastada y rota después de la batalla le pesaba y le dificultaba la ascensión, pero Magnes persistía. Se había permitido la concesión de retirarse el casco para respirar más libremente, el cual llevaba ahora bajo el brazo, y su pelo se mantenía aplastado en su cabeza debido al sudor. Este le empapaba la frente, le entraba en los ojos y le picaba, pero Magnes no apartó la vista de su destino. A cada paso que daba, sus grebas levantaban una pequeña nube de polvo que desaparecía rápidamente con el viento mientras que su espada, colgada del cinto, arrastraba e iba dejando una marca sinuosa en la tierra a medida que ascendía. Una vez superado un tramo especialmente abrupto, se detuvo con un jadeo y se concedió unos instantes para recuperar el aliento. Hacía ya tiempo que el vigor de la juventud lo había abandonado, como evidenciaba el leve tono plateado que comenzaba a apreciarse en el nacimiento de su cabello y barba. Sus músculos tampoco reaccionaban de la misma forma que hacía años. Se sentía mucho más lento y pesado, y se cansaba mucho más rápidamente. La juventud era algo que cualquier hombre o mujer daba por sentado y no valoraba, hasta el día en que te dabas cuenta que la habías perdido. 

Tras realizar un esfuerzo para escalar las últimas rocas y una vez arriba, Magnes se irguió y miro el entorno que le rodeaba. Se encontraba en lo alto de una gran meseta de piedra desde la que se podía ver a varios kilómetros a la redonda, motivo que lo había impulsado a subir en un primer momento. Alrededor de esta y a la espalda de Magnes, había gran número de cuerpos resultado de la batalla acontecida hacía unas horas. Las trazas de luz que todavía no habían desaparecido hacían brillar con un destello las armas y armaduras de los cadáveres, la mayoría de los cuales presentaban una sobrevesta de color verde oscuro por encima de la cota de malla. También se encontraban en menor número de color azul, como el que lucía el propio Magnes. La lucha había sido lo suficientemente cruenta y larga como para que ambos bandos sufrieran bajas considerables, y a pesar de la victoria, Magnes encontraba difícil encontrar motivos para estar alegre. Ese día habían muerto amigos, nombres que ya comenzaban a borrarse de su mente como barridos por el ligero viento que soplaba en la meseta. Tras dos años de guerra ya se había rendido en intentar recordar la cara y el nombre de cada hombre que perecía.
-Cuanta muerte innecesaria- se lamentó Magnes para sus adentros. Había perdido la cuenta de cuantas víctimas se había cobrado hasta el momento esa guerra resultado de las ansias de conquista por parte de la emperatriz Jerezien, pero ya hacía tiempo que a Magnes se le antojaban demasiadas. A pesar de ello, Magnes era soldado, y no solo eso, sino que ostentaba un importante cargo en el ejército de la emperatriz. No se podía permitir dudar ante el enemigo, debía mantener su determinación intacta para que la moral de sus tropas rasas no se viniera abajo. Ambos bandos acusaban ya el cansancio y desgaste de la larga guerra, pero al final todo se reducía a matar o ser matado. Así que Magnes mataba.

Más allá de la alfombra de cadáveres, los Yermos de Daiel se extendían hasta donde alcanzaba la vista, un páramo desierto desprovisto de vida más allá de los ocasionales arbustos leñosos que crecían a ras de suelo. En el horizonte se distinguía una polvareda acercándose desde el sur hacia donde Magnes se encontraba. El sur era donde estaba situada la ciudad de Nibel. -Parece que ya llegan- pensó Magnes- el destacamento real de Jerezien.

Hacía tan solo tres años que Jerezien Salamander, señora de Nibel había ascendido al trono, y desde entonces el reino no había conocido la paz. Las ansias imperialistas de la emperatriz habían provocado que Nibel, hasta entonces una nación pacífica más de todas las que se encontraban en el continente, se alzara en armas contra sus vecinos. Se decía que la emperatriz había justificado la invasión alegando que esas tierras les habían pertenecido en un pasado lejano, por lo que era justificable el querer recuperar-las. Eso había sucedido antes de la caída del gran reino de Randor cuya capital había sido la misma Nibel, y antes de la fragmentación de este en diversos principados autónomos. Habían sido otros tiempos, tiempos de unión y solidaridad entre todos los habitaban el territorio, pero aquellos días se habían perdido. Incluso antes del inicio de la guerra, las relaciones entre los principados habían sido tensas, limitándose a ciertos acuerdos de paso o comerciales, pero Jerezien había hecho explotar por los aires aquella relación. 

Gracias a la potente fuerza militar de Nibel comparada con las de las demás potencias lo que le permitía mantener abiertos distintos frentes a la vez, esta había ido ganando terreno a los demás principados hasta que ahora, dos años después se erigía como dominante en la práctica totalidad del continente. Ante la amenaza, los distintos principados se habían unido para luchar contra Nibel en una sola coalición, pero no había sido suficiente. A día de hoy, tan solo unos pocos reductos se mantenían firmes ante la emperatriz, el más importante de ellos la ciudad libre de Shanshalla. A pesar de los esfuerzos de Jerezien y sus ejércitos, Shanshalla había conseguido resistir su avance, incluso forzar la retirada de las huestes en alguna ocasión. Se había convertido, de esta forma, en un icono de libertad, un estandarte para los disidentes de la emperatriz, que representaba la fuerza y la determinación contra el tirano invasor. Y por supuesto, suponía una piedra en el zapato de Jerezien, piedra que debía ser eliminada a toda costa. Allí era a donde Magnes dirigía sus huestes, era ante las murallas de la Ciudad de Plata donde esperaba que esta guerra llegase de una vez a su final, para bien o para mal. Se preveía que el enfrentamiento que allí aguardaba fuera colosal, nada que ver con la lucha fronteriza que se acababa de llevar a cabo. Toda la furia de un imperio chocando contra las murallas que suponían una última defensa para la libertad. –Una derrota tan importante- razonó Magnes- terminaría de destruir la moral de cualquiera de los dos ejércitos. Llevamos demasiado tiempo luchando, los hombres han olvidado la emoción y el ansia que los impulsó en primer momento, y estos han sido sustituidos por pesar y cansancio. Jerezien ha querido llegar demasiado lejos y ha perdido el control de su propio imperio.
El propio Magnes había sentido esa ansia y fervor en un principio. Había liderado a los ejércitos de Nibel con todo su arrojo, cosechando victoria tras victoria. Cualquier precio a pagar le había parecido aceptable para con su cometido. Pero, de nuevo, esos días habían quedado atrás, y Magnes solo quería que aquello terminara.

Eran pensamientos peligrosos, Magnes lo sabía.

La polvareda proveniente del sur cada vez estaba más cerca, y ya se podían distinguir las figuras de los caballos con sus jinetes que cabalgaban con presteza hacia los restos del victorioso ejército. Formaban una comitiva de unos 30 hombres, todos vestidos con los colores azules de Nibel. Todos excepto uno. Incluso a esa distancia, Magnes pudo apreciar que uno de ellos, el que cabalgaba en el centro iba vestido con una túnica dorada, tan larga que tapaba los flancos del caballo. A pesar de ello, el jinete no parecía encontrarlo inconveniente ni molesto para cabalgar. Además, Magnes percibió asombrado, que no era un hombre, sinó una mujer la que cabalgaba con porte feroz.

Magnes inspiró bruscamente y maldijo entre dientes. -Mierda- dijo para sus adentros mientras se precipitaba meseta abajo en dirección al campamento. Parecía que la emperatriz Jerezien en persona había decidido realizar-les una visita.